Esta semana un nazi ha agredido a un cómico (Jaime Caravaca) en medio de su show. No fue una paliza exactamente, ni hubo armas de por medio. Fueron dos sopapos, dos galletas, dos guantazos con la mano abierta.
Esas dos tortas se las comió físicamente Jaime, pero creo que de alguna forma nos las han dado a todas, todos y todes aquellas personas que nos dedicamos, de una forma u otra, a la comedia y al espectáculo.
Esta semana no tenía ganas de hacer una newsletter que se autoproclama humorística porque no me sale tomarme el asunto a broma. Como cómico (o proceso de cómico, depende de a quién le preguntes) estoy asustado por las implicaciones que esto pueda tener.
Una persona que no ha visto la noticia pregunta: PERO PEPE, ¿Y EL CONTEXTO?
El contexto fue un tuit. Un tuit inapropiado y gratuito, pero un tuit al fin al cabo. Jaime insultó al nazi en una foto en la que salía con su bebé diciéndole que “EN EL FUTURO nade podría evitar que fuera gay y se harte de mamar pollas de negro” *.
Como pasa todos los días en Twitter, el post se llenó de amenazas e insultos, acusando de pederastia las palabras del cómico. Palabras algo racistas y homófobas, pero claro, son nazis no pueden usar eso porque ellos son racistas y homófobos. Tuvieron que tergiversarlas hasta dar con un discurso que los legitimara: “los niños no se tocan”.
Si el comentario hubiera sido “de mayor se las va a follar a todas de calle” estarían aplaudiendo, retwiteando, celebrándolo, riéndose: “JAJA Menudo fucker va a ser”.
Suele pasar que la mayoría de estas amenazas, hechas tras el anonimato de las redes, se limita al ciberacoso y no se manifiestan presencialmente. [Pepe, te estás metiendo en un fregao, porque puede que muchas historias de personas que no conoces sí que lo hagan…] Rectifico: No se ve cómo se manifiestan presencialmente.
El nazi en cuestión, tras las amenazas, se plantó en Madrid y en medio del show agredió a Jaime Caravaca mientras otros nazis lo grababan y lo subían a redes. Automáticamente, las cuentas de ultraderecha empiezan a compartirlo y proclaman al nazi un héroe.
Los medios empiezan a utilizar eufemismos para referirse al nazi agresor y lo llaman: “padre enfurecido”, “activista de ultraderecha” o “un vallisoletano”.
Pasan las horas y Jaime se disculpa. El nazi sale indemne de todo este asunto, lo “perdona” con condescendencia y aquí no ha pasado nada.
Bueno, si ha pasado. Que ahora tenemos a miles de nazis (y no nazis) diciendo que con una hostia a tiempo todo se arregla.
FIN DEL CONTEXTO
Me gustaría profundizar bien en el asunto. He escuchado, leído y visto muchas opiniones y debates que se suelen estancar en la superficie así que voy a empezar por ahí.
Esto no va sobre los límites del humor. Porque el tuit no es un chiste. No tiene una estructura de chiste, no tiene ninguna intención de hacer gracia. Si, por algún filtro que desconozco, entrara en alguna categoría del humor, sería un mal chiste.
¿De qué va esto para mí? A ver, es complicado, pero haciendo un esfuerzo creo que podemos llegar a entenderlo juntos:
Pegar está mal.
“Si, pero si utilizan a tu hijo para insultarte…”
Imaginemos que el agresor no es un nazi y no hubiera niños de por medio. ¿Habría hecho bien en pegarle?
¿Estuvo bien que Will Smith abofeteara a Chris Rock? ¿Y lo del boxeador en la película de Garfield?
Pegar está mal.
Hay suficientes medios para tomar represalias de una forma civilizada. Bloquear, ignorar, denunciar... Yo que sé, devuelve el insulto…
Pegar está mal.
¿Por qué dejamos de pegarnos para resolver nuestros problemas?
A la hora de poner unas reglas para vivir en sociedad se estableció la norma de “pegar está mal”. Porque pegarse duele, porque a veces la gente se mata. No se suele salir bien parado de estas situaciones. Incluso en los deportes como en el boxeo, que se basa en darse castañazos, hay reglas para que no muera nadie.
Cuando vi el vídeo recordé una escena de Rockanrolla en la que Archie da su famoso guantazo, el que te hace volver a la escuela.
Y también a esos “valientes héroes” que en el colegio me sacaban dos cabezas y tres años, que venían de forma premeditada a pegarme y soltaban la frase: “¿Has dicho algo de mi madre?” Da igual que no hubieras dicho nada, da igual las disculpas, la paliza ya tenía fecha y hora. [Sorprendentemente, ahora son nazis también]
Da igual que hagas comentarios desafortunados o sueltes factos* a diestro y siniestro, que seas la mejor persona del mundo o un gilipollas integral [o de centeno]:
Pegar está mal.
Y ahora que me he expresado en referente a lo superficial voy a entrar lo que más miedo me da, que es el factor ideológico.
Pegar esta mal seas nazi o no. Pero está peor si eres nazi. Es decir, ser nazi está mal de por sí. Ser nazi implica personificar todas las cosas malas de la humanidad.
Todo esto ha derivado en un lavado de imagen al nazi que ni le payaso de Micolor podría hacer, el cual ha ganado más de 18000 adeptos en redes (el nazi, no el payaso de Micolor). En un asunto, que además fue premeditado.
Nadie en un calentón busca cuál es el próximo show de un cómico, en un sitio de fácil acceso y sin seguridad, compra entradas para él y un grupo selecto de colegas nazis, se hace 100 kilómetros, pone el móvil a grabar, se lo da a los otros y agrede al cómico.
Qué no hace un padre por su hijo, ¿verdad?
Ayer estaba arreglando un muñeco de Raúl. Un Woody de trapo al que se le había descosido una mano. Que difícil es coser cuando no has cosido nada en tu vida, cuatro veces me clavé la aguja, y pensé: “Joder, con lo fácil que sería partirle la cara al que lo ha roto y recibir el premio al padre del año”.
Lo que pasa es que lo rompí yo.
Bajo la falsa bandera de proteger al niño, el nazi, junto con su reacción violenta y planeada, quedaron impunes, porque la gente no quiere, no sabe o no le interesa leer, reinterpreta las cosas para moldear el discurso a su conveniencia y legitimar un comportamiento injustificable.
No va a haber consecuencias [negativas]… para el nazi violento, para Jaime ya las ha habido. Y para el resto de nosotros, que indirectamente nos amenazan en redes.
Y puede que algunos digamos, desde nuestra posición de “no golpeados por un nazi”, que no hay que pedir disculpas, porque es dejarle ganar. Pero no se debería juzgar a nadie sobre cómo actúa en esta situación porque no sabemos cómo lo haríamos nosotros/as/es bajo el miedo que todo esto puede producir.
Porque es una situación imprevisible, no esperas que pase eso. Porque en una sociedad moderna y con normas de convivencia no esperas que un energúmeno vaya y te plante un sopapo mientras trabajas, te amenacen de muerte y te hundan la vida en cuestión de segundos.
Y lo peor de todo es que gracias al miedo, a la violencia y a la mentira, el nazi ha ganado. Y ahora muchos (al menos yo) tenemos miedo de que cualquiera se tome la justicia por su mano si algo no le parece correcto, se ofende o simplemente quiera defender su honor como en el siglo XVIII.
Puede que suene catastrofista, pero hay gente que está como un cencerro. Que la vida no les parece nada sagrado, que los demás le parecen insignificantes y buscan la violencia por vete tu a saber qué lesión cerebral.
Es más, estos discursos u opiniones que estamos dando no sirven nada más que para desahogarnos y clamarnos entre nosotros/as/es, porque ni de lejos calan en ellos. Es que ni un poquito. Los usan para reírse más de nosotros, pero eh, prefiero eso a que vengan y me apuñalen.
Os voy a contar un secreto. Tengo miedo de estos putos locos.
Porque no sólo es por una agresión en un escenario. Esta semana ha sido una bofetada a un cómico. Pero no paran de morir inocentes en todas partes del mundo. Rafah, el Congo, matanzas de supremacistas blancos en colegios, mezquitas… estamos rodeados de violencia y muerte.
Cada día, gente muerta a manos de otras personas que creen tener la potestad de decidir quién vive y quien muere. Y, además, se jactan de ello.
¡Cómo no voy a tener miedo, mecagonto!
Y ya. Voy a dejarlo aquí, que me estoy yendo por las ramas. Espero que hayáis leído hasta aquí, que no venga nadie a malinterpretar mis palabras ni a pegarme, porque son pensamientos que están en constante cambio, no paro de cuestionar el asunto. Porque a veces escucho una cosa y me parece bien, más tarde puedo no estar tan de acuerdo y hay tantos puntos de vista que es imposible abarcarlos.
¿Y en cuantos ganamos?
*Cita no textual, paso de replicar todo.
*No se por qué me empeño en hablar para jóvenes. Un facto es un hecho irrefutable.
Hola, Pepe. Lo primeto de todo, efectivamente, PEGAR ESTÁ MAL, de ahí no me bajará nadie nunca.
Hay una cosa que comentas que no la veo igual que tú, es una tontería seguramente pero te dejo mi apreciación.
A mí el comentario (que no chiste, como bien dices) no me parece homófobo y racista, de hecho lo que busca es precisamente eso, ofender a un nazi donde más le duele, no hay nada despectivo en como lo plantea Jaime Caravaca más allá de que eso le joderá infinitamente al nazi, aunque luego él se lo lleve a "los niños no se tocan".
Y nada más, que no pretendo generar debate, ni mucho menos, pero me parecía importante señalar que el racista y homófobo es el puto nazi... jeje.
Y disculpa la turra, me ha pillado en un rato tonto y me ha dado por contestarte y probablemente hasta sobra este comentario porque suscribo al 100% todo lo que dices en la newsletter.