¡Buenos días, tardes o noches newsletterers!
Lo serán para ti.
Bueno, ¡vale ya! No es momento de discutir. Hay una newsletter que escribir.
Nunca es el momento adecuado, estoy harto.
La gente no ha venido aquí a vernos pelear, han venido a leer historias graciosas y porque quieren saber qué pasa en el día a día de un desconocido.
Pero es que esta semana ha sido una semana de mierda y deberíamos hablar sobre qué hacer para solucionarlo.
Podemos pedir una pizza, con patatas fritas, y hablamos en otro momento.
Esa es tu solución para todo, mira… yo paso.
No me hagáis caso, está todo bien.
[Empieza a sonar…
…una de las canciones más tristes de la historia de mi adolescencia]
De verdad, que mis lágrimas [snif] no os engañen. Está todo bien.
Esta semana he ido al trastero de mi madre, a remover el pasado y cantidades industriales de polvo. Lo que ha derivado en una infección de garganta por haber inhalado bacterias y recuerdos reprimidos.
Estos momentos se suelen afrontar con cierto romanticismo, porque se encuentran cosas que habían desaparecido de la memoria y se idealizan los recuerdos de la adolescencia. No fue el caso cuando me encontré algunos de ellos totalmente acartonados.
No hay que caer en los tópicos, pero sí que fue casualidad que ese quinceañero gigante [de unos cinco metros], que se fue poco antes de que yo llegara, sólo se corriera en las cajas que contenían revistas y cómics.
El verdadero motivo por el que fui al trastero es porque sigo buscando el cómic que hicimos Kristofer y yo en el colegio, Black Spirit, y ese era el último lugar donde podría estar. [Os lo conté en esta newsletter. Si, es la misma a la que os remití la semana pasada. ¿Casualidad o el tiempo es cíclico?]
No lo encontré. Misión fallida. Pero hubo unos cuantos premios de consolación. El más gracioso, sin duda, fue este:
Ahí están mis referentes de la infancia. Empecé a entender porqué tengo tantas carencias culturales.
No sólo por los dibujos animados de imitación, también encontré mi antigua NES donde el logo de Nintendo no aparecía por ninguna parte, los Legos de mis recuerdos ya no eran Legos, porque los circulitos para encajarlos eran cuadrados… Y un montón de Action Man falsos, sin ningún tipo de vida en la cara incluso para un muñeco que ya era demasiado impersonal per se.
Encontré las notas de primaria y leí los comentarios que ponían de mi al final de las evaluaciones.
[No hagáis esto en casa sin la supervisión de un psicólogo]
Me topé con el de un maestro que, en 5º de primaria, decía que era “un niño muy influenciable que se dejaba dominar por la personalidad de los demás”. [Me habría servido como horóscopo si hubiera añadido que llevara cuidado con los Capricornio].
Es cierto que me costaba mucho hacer amigos y es posible que fuera por mi personalidad, así que me adaptaba. Eso ha derivado en que a lo largo mi vida adulta haga planes muy locos para acercarme a la gente, pero luego nadie me llama. Puede que tenga que dejar de robarles el móvil.
También encontré fotos de mi época de guitarrista. Tenía un futuro prometedor. Si no he llegado a ser un famoso es porque soy demasiado maniático, puede que en exceso incluso para una rockstar.
No puedo tocar con las uñas de la mano izquierda largas. Ni un poco.
Es la primera vez que hablo en público de este problema. Cuando tocaba no se lo dije a nadie por miedo a que me tacharan de excéntrico.
Imaginaos; todo el grupo en el backstage pidiendo whisky, cocaína, chupas de cuero… y yo enfadado porque mi ayudante no me ha conseguido un cortaúñas.
Sería ridículo que me hubieran sacado en la prensa con el titular:
PEPE HERNÁNDEZ CAZADO MORDIÉNDONSE LAS UÑAS Y NO PARA REPELAR DROGA. LA CAÍDA DE UN HÉROE.
¿Qué pasaría cuando cumpliera 32 y llegara el momento de morir como una verdadera estrella, en un hotel a las afueras de Chicago?
Creo que habría sido demasiado para la industria, ningún productor hubiera querido arriesgar su carrera. El mundo está mejor así, conmigo en el olvido y cortándome las uñas en la intimidad de mi baño.
RECOMENDACIONES
DUNE (PARTE II) (2024)
Buah, ahora voy a venir yo a recomendar la película que ya ha visto todo el mundo justo esta semana. Y la verdad es que no pensaba ni nombrarlo, porque no voy a decir nada nuevo sobre ella. O si…
Bueno, es una de esas películas que pasarán a la historia como blockbuster de culto. Como el Club de la lucha, Memento o Pulp Fiction. Será incluida de aquí a unos años en el meme del cinéfilo starter pack.
Un detalle que me llamó la atención fue el vestuario de los Sardaukar que van con el Emperador. [No hay spoiler, tranquis, solo es un detalle para que os fijéis] Me dio la impresión de que son como trajes de astronauta clásicos. De la NASA. Me explico mejor:
Me da la sensación de que están inspirados en ese tipo de vestimenta espacial. Porque esos Sardaukar son “caballeros medievales clásicos espaciales”, y el traje más clásico relacionado con el espacio no es otro que este:
O puede que no, puede que sean locuras y desvaríos porque era muy tarde, tenía mucho sueño y nadie me traía un cortaúñas.
DESPEDIDA EMOTIVA
Hoy vuelvo a quedarme con un sabor agridulce, pero supongo que son los pormenores de hacer un “semanario”. No siempre tiene uno ánimos para la chufla.
Preveo que la semana que viene va a estar más graciosa porque la voy a escribir desde… ¡Barcelona! La ciudad de la risa. Funland. ¡La Llama Fest!… para el cual no tengo abono, pero voy a ver el Show para nadie de Denny Horror. Y, además, en los viajes siempre se sacan cosas divertidas.
Sayonara babys.