Nostalgia, ingredientes inapropiados y Kamehame-ha [Onda Vital]
Cualquier tiempo pasado puede ser mejor... a veces. Otras no, casi nunca en realidad.
¡Bienvenides un jueves más!
[Esto irá alternando entre miércoles y jueves, intento ser constante, se que estáis esperando con ansias]
Hoy voy a hablar sobre un tema delicado.
Creo que ya no hay vuelta atrás y que todos somos responsables de este desastre. Creo, además, que es hora de asumir nuestra parte de culpa y empezar a actuar, porque no hay una sola persona que no haya participado de este crimen contra la humanidad.
¡Basta ya de echarle galleta Lotus a todo!
Comerte una galleta Lotus está bien, es espectacular, sobre todo después del café.
¡Sólo una! No sé si alguna vez os habéis comido cinco seguidas. Yo si. [Una de las ¿ventajas? de haber sido camarero]. Se te queda la lengua más seca que el Sahara, pero cómo si las dunas fueran de azúcar.
El error fue ponerlas gratis. ¿A quién se le ocurrió regalar esta arma de destrucción masiva culinaria a gente adicta a la cafeína? ¿Nadie lo vio venir? Estas personas son propensas a los vicios, y si les das pequeñas dosis diarias… ¡bum! A la semana, enganchados.
Ahora está en todo, incluso dentro de los propios cafés como si fuera un parásito… [porque no bastaba con echarle leche condensada].
Cuando tu “café” lleva un 0,001 ml de café no tienes ningún derecho etimológico de llamarlo café. Que ya me jode ponerme modo pureta, yo, un tipo progresista y abierto de mente, pero que no lo llamen café. Y no lo digo a malas, que tengo amigos que son galletas Lotus.
Pero bueno, puedo tolerarlo mientras no hagan una hamburguesa de Lotus, porque eso ya sería… ¿cómo que ya hay?
No hay quien se coma eso, esta hamburguesa es capaz de provocarle un infarto a Cenando con Pablo. Es el postre que crean los chefs para matar a Homer cuando se hace crítico de cocina.
Esto no es nuevo, aún seguimos sufriendo los efectos del Trufagate. ¿Os acordáis de que en todas partes había [hay] salsas o esencias o batidos de trufa? [No estoy muy seguro de lo del batido, ha sido un tiro a ciegas, pero seguro que ha dado en el blanco].
Y antes de eso fue el boletus…
Eran ingredientes que se suponían exclusivos, tenía entendido que la trufa era carísima. Que para pedir un plato que tuviera un gramo de trufa tenías que tener, al menos, tres Lamborghini, una fábrica de ropa en Tailandia y llevar monóculo.
Totalmente a favor de la democratización del lujo, oye, ahora por 15€ puedo no degustar una hamburguesa a cambio del sobrevalorado sabor de la trufa.
- ¿Pero… por qué no lleva patatas?
- Una hamburguesa tan exclusiva debe saborearse por separado. Puede pedirlas aparte por 5 € más.
Todos estos elementos “decorativos” solo sirven para enmascarar el sabor a chamuscado de una hamburguesa mal hecha y perpetuar la creación del nuevo imperio patriarcal. Hamburgueserías y barberías.
[Ya me meteré con las barberías en otro momento, que tengo que ir esta semana y esa gente tiene licencia de navajas].
Como es habitual al pensar en estos asuntos, me pregunto cómo hemos llegado hasta aquí. ¿Cuál ha sido el origen y en qué punto se desvirtuó todo?
El origen fue con el chocolate, el día en el que alguien, harto de comerse el bizcocho seco que le hacia su tía Gertrudis dijo: “voy a fundir esta droga que nadie ha prohibido todavía y la extenderé por encima” creando, en 1618, la primera tarta Death By Chocolate.
[Nombre que se acuñó en el momento en que la tía Gertrudis le propino un cachiporrazo con el rodillo al ingrato de su sobrino].
El momento en el que se desvirtuó: cuando alguien empezó a utilizar las Oreo como ingrediente en lugar de su cometido original; asfaltar carreteras.
Un momento… espero que nadie…
[Buscando en Google…
]
No…no… ¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!
ANÉCDOTAS SEMANALES
¡Ah! La nostalgia. Qué de recuerdos. Todo tiempo pasado fue mejor, dicen. Y es cierto, sobre todo porque no tienes que volver a vivirlo.
Puede que sea porque fue una época más inocente, una época que se basaba en jugar, dormir y masturbarse con el porno del Canal + codificado*.
Esta semana quedé para tomar varios cientos de cervezas y veintiocho kilos de tacos con Kristofer, un viejo amigo con el que no quedaba a solas desde que éramos adolescentes, probablemente.
No es que no nos hayamos visto en todo este tiempo, pero no se dieron los factores adecuados para recordar. Estar solos, tristes y borrachos.
[Bueno, puede que sólo yo estuviese triste]
[Y borracho]
[Y solo]
[Kristofer no existe]
[¿Quién se llamaría Kristofer?]
Si que existe. Perdón Kristofer, pero si te tengo que borrar de la existencia en pos de un chiste, te borraré. Aunque sé que no lees mi newsletter, por lo tanto, nunca lo sabrás.
[Risa malvada. Poned la que más os guste, la del villano con el que más os identifiquéis].
Kristofer y yo éramos inseparables de niños. Lo compartíamos todo: aficiones, la merienda y hasta los abusones. Pasábamos horas viendo dibujos en su casa porque tenía el Cartoon Network y jugábamos al Tekken o al Spiderman 2 [el bueno, el de PS2, el de la peli de Sam Raimi].
[No hace falta ver el video entero, con 15 segundos es suficiente]
Pero, sobre todo, pasábamos mucho tiempo dibujando porque queríamos ser dibujantes de cómics. A la tierna edad de 12 años, Kristofer y yo habíamos creado una serie de cómics en colaboración llamada Black Spirit.
Es un titulo engañoso porque, aunque pueda parecer que va sobre un músico de Jazz que vende su alma en un cruce de caminos para tocar el saxofón y luchar por los derechos afroamericanos, nada más lejos.
No sabíamos el suficiente inglés como para llamarlo Dark Spirit o Dark Soul [lo cual tampoco habría cambiado nada].
Black Spirit trataba sobre un joven karateka llamado Joseph [que se parecía sospechosamente a Goku, con el pelo y la ropa de Gotenks]. Joseph fue elegido para una tarea por dos espíritus con forma de ojos [uno rojo y otro azul] que le proporcionaron poderes místicos.
Su misión, encerrar al Black Spirit [de ahí el título], que se había escapado de su prisión, antes de que recuperase todo su poder.
Lo que no previeron fue que, en el momento de transferirle los poderes a Joseph, el Black Spirit, que estaba oculto por ahí, se interpuso recuperando su forma original. Lo que hizo que algunos poderes oscuros también pasaran a Joseph.
Luego este tendría que enfrentarse a los guardianes que el Black Spirit le iba enviando y se haría más y más fuerte hasta acabar con él.
Como veis, tenía todos los ingredientes para ser un éxito: Ser un plagio de todos los mangas existentes desde los ’80 hasta principios de los 2000.
Usamos de todo: 10% Digimon, 5% Hack Sing, 3% Monster Ranger… y 200% Dragon Ball.
Y por supuesto, teníamos una estrategia editorial infalible. Cada capítulo tendría el número de páginas que correspondiera con el capitulo que era. Es decir [a ver cómo explico esto]:
El capítulo 1 tendría 1 página y costaría 2€. Puede que al lector ocasional no le salga a cuenta, pero el seguidor fiel recuperará su inversión cuando el capítulo 230 tenga 230 páginas por sólo 2€.
Todavía nos preguntamos por qué seguimos siendo pobres.
Kristofer y yo lamentamos mucho haber perdido las páginas que hicimos. Si no recuerdo mal creo que hicimos veinte capítulos de dibujos hechos por unos niños que no tenían ni idea de lo que era la proporción o la perspectiva.
Gracias a la nostalgia y al alcohol le dije a Kristofer que iba a tratar de recrear Black Spirit con mis habilidades de dibujo actuales y, como todavía no sé qué es la proporción o la perspectiva, hice lo que pude y le mandé esto:
Y, mientras espero a que me llegue la demanda de Toriyama, me quedo con el recuerdo de lo gracioso y bueno que era el original. [Al menos en nuestra memoria]
RECOMENDACIONES SEMANALES
Os recomendaría que leyerais Black Spirit si se hubiera publicado o al menos esas páginas no se hubieran perdido. En cambio, os hablaré de una obra que podríamos catalogar en un escalafón menor, pero que también está guay:
EL ABISMO DEL OLVIDO – PACO ROCA Y RODRIGO TERRASA (2023)
Una lectura muy ilustrativa sobre la memoria histórica y lo importante que es para algunas personas “remover el pasado” y dar paz tanto a sus espíritus como a los de sus antepasados. Sobre el derecho a no olvidar.
Lo que si me gustaría olvidar es:
DRAGON BALL SUPER (2015)
Por culpa de la nostalgia me he tragado hasta el final esta obra maestra de la animación mal ejecutada.
A ver, tenía una deuda con mi yo adolescente y, aprovechando que tengo a la cola muchas obras de culto audiovisuales, decidí posponerlas a cambio de horas de violencia infantil gratuita cuyo único guion es:
- ¡Ha superado sus límites!
- ¡IAAAAAAAAAAAAAA!
- ¡TATATATATATATATATATATATATATA!
Ha sido duro, pero por suerte, en unos años la nostalgia purgará las partes malas y será como si no hubiera visto nada.
DESPEDIDA EMOTIVA
Me ha costado mucho escribir esta newsletter, tenía miedo de caer otra vez en la oscuridad de mi alma y que no fuera divertida. En estos momentos de mi vida no me pasan tantas cosas graciosas como antes, y me pregunto ¿seré capaz de escribir algo cómico sin la ayuda de la cruda realidad?
Lo veremos en próximos episodios.
Una vez más, si has llegado hasta aquí, muchas gracias por leerme.
Sayonara, babys.
*Referencia válida sólo para Generaciones X y Millennial.