¡Pepe al aparato!
Menuda frase rancia y ochentera [valga la redundancia]. En esa época se referían al aparato telefónico; en este caso, al aparato es informático. Y esta palabra [informático/a] al igual que “telefónico/a”, se está quedando obsoleta.
“Informático” es una palabra que me suena antigua y algo técnica o, mejor dicho, específica. La gente que usa las palabras técnicas para referirse a algo suelen ser los profesionales del tema en cuestión. Y si, además, lo usan en ámbitos coloquiales, os aseguro que son pedantes.
Hablar a día de hoy sobre “aparatos informáticos” está al nivel de mi madre llamando “maquinita” a las videoconsolas. A todas, para ella no hay distinción. Sea Game Boy, Playstation, o esa que son aritos metidos en agua.
No importa, porque siempre han cumplido la misma función, que su hijo no hiciera los deberes ni estudiara. ¡MALDITAS, MAQUINITAS DEL DEMONIO!
Era verdadero rechazo lo que había en mi casa hacia la tecnología. Cuando todos mis compañeros de colegio ya habían empezado a hacer sus pinitos en Internet yo aún no tenía ordenador [otra palabra que noto envejecer, después de años llamándolo PC].
Tenía que ir a sus casas para poder ver el milagro que cambió el rumbo de la humanidad, porque la mía era un bote de remos en medio del océano viendo como todo el mundo se iba a bordo del Titanic.
Tarde o temprano se hundiría, sí. Pero nosotros caeríamos antes.
Un joven yo trató de explicar eso a mis padres e hicieron lo que hacían siempre, darme lo que ellos creían que yo debería querer.
- Para tener un ordenador, antes debes aprender mecanografía.
Así que me vistieron de secretaria de los años 50 y me matricularon en clases de mecanografía… ¡con máquinas de escribir!
[Disculpad, sé que suena un poco machista, pero es el único referente que tengo de gente yendo a aprender mecanografía, y la mentalidad de mis padres iba en consonancia con esa época]
Y allí me vi, sentado en un aula llena de Olivettis y vestido de Pin Up. Solo. Probablemente fui el último alumno de mecanografía del planeta.
Esa escuela de mecanografía tenía una sala secreta, a la que me dejaban acceder si había cumplido con todas las tareas, que no eran nada fáciles, pero hicieron de mis dedos las herramientas ágiles que hoy escriben estas palabras.
Era la sala de… INFORMÁTICA. Contaba con un super equipo de dos ordenadores. Sistema operativo: Windows 95 y un monitor CRT de rayos catódicos de 9’’ en blanco y negro. [Que pedante me ha quedado eso sin estar seguro que eso se diga así]
Sólo me estaba permitido utilizar el Word, [el premio por escribir era poder escribir más]. Y creía que salirme del programa activaría una alarma que bloquearía el ordenador para siempre y jamás volvería a poder entrar en esa sala del futuro.
A los cinco minutos de hacer letras de fantasía con el Word Art, empecé a aburrirme. Minimicé el programa [todo un acto de rebeldía para mí] y exploré lo que un ordenador sin acceso a Internet podía ofrecerme.
El escritorio.
Era el equivalente digital a mirar un despacho recién amueblado. Una papelera, dos carpetas sin usar y ventanas que no dan a ningún sitio.
Y en ese vacío binario de unos (1) y ceros (0), en una esquinita, encontré esto:
01001001 01110100 00100111 01110011 00100000 01100001 00100000 01101101 01100101 00101100 00100000 01001101 01100001 01110010 01101001 01101111
En la lengua común dice:
“Un software para gobernarlos a todos…”
No, es broma, ahí pone “It’s a me, Mario!” *
Que forma tan rebuscada para decir que ese ordenador tenía instalado un Super Mario tan falso que a Nintendo le daría vergüenza reclamar derechos de autor y, a la vez, la única esperanza que tenía para salir de ese lugar oscuro y aburrido que era la escuela de mecanografía.
Me gusta imaginar que existió un pequeño genio de la informática, cuyos padres eran fabricantes de máquinas de escribir y renegaban de los ordenadores. Le decían que esas maquinitas del demonio iban a quitarles el trabajo y bajo ningún concepto debía de acercarse a ellas.
Un día lo pillaron montando una placa base en una de sus máquinas de escribir, [el pequeño genio no podía evitar ser como era] y eso fue una decepción para toda la familia. No les quedó más remedio que internarlo en la escuela de mecanografía y vivir rodeado del cliquiticlack de decenas de máquinas de escribir.
Cuando ese genio descubrió la sala de Informática desarrolló este Super Mario falso para que las próximas generaciones de victimas del miedo al Efecto 2000 que terminaran ahí no recurrieran al suicidio.
Yo era Edmundo Dantés. El niño; el abad Faria y el Super Mario; el mapa del tesoro de Spada.
Al día siguiente, cuando volví a la sala de Informática, el Super Mario había sido desinstalado. Lo que fácil viene, fácil se va.
Nunca le dije a mis padres que allí había ordenadores, porque me habrían prohibido rotundamente entrar a esa sala, a pesar de habérmelo ganado.
Ellos siguen sin tener ordenador. Mi madre, nunca llegó a aprender a usarlo y desde que nos fuimos de casa, no ha creído necesario tener uno.
En el caso de mi padre, es porque en el cementerio de Espinardo sólo llega la fibra de Movistar y dijo que volveríamos a contratar a esos ladrones por encima de su cadáver. Lo cual, técnicamente, podríamos hacer.
Al final, ellos se quedaron estancados en su bote mientras yo me iba a vivir a todo trapo en el Titanic de las Tecnologías de la Información y la Comunicación, y me di de bruces contra el iceberg de las redes sociales, la sobreexposición y la depresión digital.
Mientras me hundo, los veo a lo lejos riéndose se de mi mientras escriben con martillo y cincel, sobre una tablilla, un top 10 de mejores sanguijuelas para curar enfermedades.
Pero yo, al menos, puedo convertir los restos hundidos del Titanic en un submarino super potente gracias a algún tutorial de Youtube, lanzarles un misil, cargarme su bote y a tomar por culo, porque la metáfora, ya no da más de sí.
ANÉCDOTAS SEMANALES
Esta semana he estado enfermo [otra vez].
Empecé el lunes a tope, pero algún tipo de germen, bacteria o maldición pensó que me estaba viniendo arriba y dijo:
- Te vas a ir a la cama un par de días, con mucho dolor y sin poder moverte.
Por lo que toca volver a empezar a sacar fuerzas y retomar la rutina diaria.
¿Es rutina si sólo ha durado cinco días?
Estos días de reflexión han estado cargados de buenas intenciones, como ir al gimnasio y comer mejor, unas intenciones que han ido desapareciendo a medida que mejoraba mi salud.
Cuantos menos mocos, menos ganas de levantar una pesa. Es una ley de la naturaleza.
(NO SON EXACTAMENTE) RECOMENDACIONES
Estos días he estado leyendo sobre mitología japonesa. Puesto que pensaba que iba a morir, necesitaba ojear unos panfletos para elegir a qué más allá ir. Los occidentales los tengo muy vistos.
MITOLOGÍA JAPONESA MITOS Y LEYENDAS DE JAPÓN. UN VIAJE PARA DESCUBRIR LOS ESPÍRITUS, YOKAI, MONSTRUIOS Y HEROES QUE HAN HECHO ÚNICA LA CULTURA JAPONESA. -
KIMIKO HYUGA (2023)
A ver, no es el libro que las universidades pondrían en una bibliografía para abordar científicamente el tema, pero también sabemos que las universidades son un nido de pedantes pretenciosos que solo quieren ocupar despachos.
Acercarse a una mitología como la japonesa, que tiene un panteón de más de ocho mil dioses (kamis), es algo que requiere de mucho esfuerzo y se te quitan las ganas si empiezan a soltarte la turra en papers científicos.
Por eso me parece que Kimiko Hyuga lo trata, de una forma bastante general, pero muy accesible para cualquiera que no sepa por dónde empezar. Además, no se basa únicamente en los relatos mitológicos y los cuentos, sino que los relaciona con la historia y la cultura de Japón. Algo que, para mí, es un plus sobre aquellos que priman el cuento sobre el contexto cultural.
DESPEDIDA
Me he pasado muchísimo. Siempre intento ser breve y cuanto más lo intento, más larga me sale la newsletter. ¿Debería cribar el contenido?
No, seguro que ese no es el problema. No sobra NADA. Ni siquiera estos pensamientos aleatorios que no hacen más que engrosar el total de palabras y además no estas poniendo ni una coma ni un punto Pepe por favor deja ya de escribir no puedo parar mis dedossssaaaaHHHAAAAHHAAHA….
Sayonara babys.
*Traducción 0% fiable.